La macro región patagónica posee distintos tesoros culturales, que a lo largo del tiempo han ido formando parte de nuestro patrimonio. La bahía Wulaia en la isla Navarino (Chile) es un lugar en Patagonia que posee una gran riqueza cultural. Esta bahía que mira hacia el oeste, frente al canal Yagashaga (Murray) se encuentra dentro del territorio que ocupó por miles de años la etnia más austral del continente americano. Los yámanas, nómades del mar austral, ocupaban el territorio al sur del canal Beagle; y Wulaia fue uno de los lugares que la historia eligió para dejar huellas y cicatrices, que hoy dan cuenta de la increíble evolución y adaptación que ellos tuvieron en el confín de América.

En los alrededores del canal Beagle nos quedan migajas de su herencia que mantienen encendida las brasas de su historia: Ushuaia, Yendegaia, Lapataia, Wulaia, Tekenika son nombres que componen la toponimia local y forman parte del idioma más austral del mundo. Gracias al trabajo de distintos misioneros y etnógrafos que tomaron contacto con su cultura, y por el rescate cultural que han hecho los últimos descendientes yámanas podemos apreciar que este idioma hace eco entre los canales y el viento patagónico, es una lengua cargada de simbolismo y poesía; con una conciencia de su entorno natural muy superior a la que hoy en día poseemos, con nuestras sensaciones nubladas sin poder disfrutar y entender realmente nuestro entorno.

Dentro de las miles de palabras yámanas que se han logrado registrar destaca una de ellas por lo conciso de su significado, además su mensaje es transversal en el tiempo y culturas. Esta palabra es mamihlapinatapai, y significa la mirada entre dos personas, ambas deseando decir algo, pero ninguna toma la iniciativa para hablar. Este vocablo nos demuestra que uno de los rasgos más fascinantes de esta austral etnia es su riqueza léxica. En el sur de la tierra nace una palabra que simboliza la inmovilización que todos hemos sentido más de una vez al querer comunicar algo a otra persona.